Cervicalgia, ¿qué es y cuáles son sus causas?
La cervicalgia o dolor cervical y, en general, aquellos problemas relacionados con la columna cervical, son una de las consultas más habituales en osteopatía, independientemente de la edad o sexo: malas posturas en el trabajo, incluso en reposo o el estrés diario. Es conocida también como aquel dolor de cuello que se extiende desde la zona de la nuca, hacia los hombros, omóplatos y, en algunas ocasiones, el dolor también puede irradiarse hacia ambos brazos.
Con el tratamiento osteopático para las dolencias de la columna cervical, se evalúa la relación entre el dolor de cuello y el estado del resto del cuerpo. La finalidad, además de eliminar la tensión muscular, alinear la columna mejorando las molestias cervicales y, aliviar el dolor es encontrar la causa de dicha dolencia.
La causa mecánica es la más habitual, es decir, problemas articulares y musculares derivados de una mala postura (trabajo, ordenador, carga de peso inadecuada, etc), el dolor cervical o latigazo cervical también puede derivar de una causa traumática: accidente de tráfico o incluso deportivo.
Sintomatología que puede acompañar al dolor cervical
> Dolor de cabeza
> Dolor en la cara anterior y/o posterior del cuello
> Dolor irradiado hacia brazos (dermalgias reflejas)
> Tortícolis
> Pérdida de equilibrio
> Debilidad
> Náuseas/mareos de origen cervical
Tipo de lesiones que podemos encontrarnos
> Latigazo cervical o esguince cervical: por norma general, aparecen, como hemos indicado, tras un fuerte golpe en la zona del cuello, es decir, nos encontramos ante una lesión puramente traumática.
> Hernia discal: nos las encontramos tras un desgaste de los discos intervertebrales.
> Dolor cervical por tensión muscular: tipo de lesión más frecuente y, suele producirse tras grandes esfuerzos, periodos de estrés o malas posturas en casa o en el trabajo. También podemos denominarlas como tortícolis, contracturas de la musculatura del cuello, o contractura del trapecio.
> Rectificación cervical: la musculatura posterior del cuello se ve debilitada y acaba vencida, generando una cifosis a nivel cervical, por ejemplo, por el abuso reiterado de la utilizado de teléfonos móviles, ordenadores, etc.
Otras lesiones que tienen su origen en las columna cervical, son aquellas que se ven reflejadas en los brazos, tales como, las tendinitis de hombro, tendinitis de codo, neuralgias, síndrome del túnel carpiano.
Tratamientos en Vrisa
En Vrisa, ante una lesión localizada en la columna cervical, lo abordaremos, como al resto de afecciones, de manera global, tratando de llegar a la causa del problema y, no solo poniendo el foco en el dolor. Realizaremos una anamnesis o historia clínica, con el fin de poder clasificar al dolor, en los grupos ya citados y, así recabar el máximo de información.
Posteriormente, realizamos una exploración clínica, valorando detenidamente tanto el estado óseo como muscular, así como el resto de segmentos que puedan estar interfiriendo y generando el dolor de cuello o dolor cervical.
Tras la valoración, se abordará el tratamiento comenzando por el tejido blando, es decir, la musculatura implicada y, terminaremos con el trabajo osteopático, normalizando la vértebra o vértebras afectadas, si fuera necesario.
En el caso de que nos encontremos ante dolores de cabeza, mareos o náuseas, nos centraremos en relajar la musculatura occipital y en el esternocleidoccipitomastoideo. Esta musculatura citada, suele estar implicada en la gran mayoría de las fijaciones/bloqueos articulares, dando un gran resultado su liberación.
Nuestras recomendaciones. Hábitos saludables para la columna cervical
Aproximadamente el 70% de la población sufre dolor cervical, por lo que, proteger la columna vertebral en su conjunto, es determinante a la hora de prevenir futuras patologías: es tan importante tener una buena ergonomía en nuestro puesto de trabajo y mantener una buena higiene postural en nuestro día a día, como contar con un colchón y una almohada adecuadas, como limitar el uso de dispositivos electrónicos y realizar actividad física de forma regular.
Como parte del tratamiento de prevención, se recomienda visitar a un/una osteópata, al menos, de forma trimestral, en el caso de que los síntomas hubieran remitido o bien, acudir al osteópata en cuanto comiencen las molestias, sin esperar a que nuestro dolor se convierta en crónico.
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